Ha resultado difícil darse un tiempo para reflexionar. Me toca vivir una de las cesantías más ocupadas que ha habido. La asesoría de tesis ha resultado ser un trabajo entretenido y que me ha permitido mantener un nivel mínimo de ingresos. Mis hijos han estado a la altura colaborando y entre todos logramos levantar mes a mes la casa. Aqui estamos los cinco más un nieto y una nieta. Otra más está un poco más lejos.
Hoy es el Día del Padre y ya no estoy solo en esa tarea. Mi hijo también es papá y mis hijas se han convertido las dos en mamás. Es increíble lo que goza uno con los nietos y nietas quienes de alguna manera se disputan el cariño del abuelo. He vuelto a sentir ese amor impensado de los niños, sin distingos ni condiciones. Claro que también exigen de vuelta y jugamos al chantaje por un beso más.
Mis esfuerzos están puestos en la consultora que ya pronto verá la luz. Heredera de los mejores esfuerzos de los años 80. Sigo convencido que teníamos razón y que en los 90 se debió haber hecho mucho de lo que propusimos. Hoy solo queda organizarse desde los profesores e iniciar nuestra propia reforma. Este Nuevo Espacio Educativo algo ayudará. Sin embargo los esfuerzos deben ir mucho más allá.
Los estudiantes de pedagogía están inquietos. Ya no basta decir que son los profesores los culpables del desastre educacional, ahora los mismos que nos acusan, agregan a los futuros profesores. La solución dice hoy en El Mercurio, un economista, uno de los nuevos expertos en educación, es echar de los establecimientos a los malos profesores. Según los resultados deberían ser la mayoría. El ministro llama a postular a los establecimientos que quieran transformarse en liceos de excelencia. Les ofrece mejor infraestructura, perfeccionamiento, tecnología, todo loq ue necesiten para trasnformarse en uno de los 50 liceos de elite que tendrermos en el país. Si cada uno albergara a mil alumnos, serían unos 50.000 estudiantes los beneficiados. Curiosa manera de arreglar la educación. ¿Qué pasará con el millón y medio de estudiantes restantes? Y esos liceos ¿mantendrán la actual matrícula y todos sus profesores?
Lo que si es cierto es que vuelvo, y me imagino que otros también, a reflexionar libremente y con mayor seguridad. Se clarifican muchísimo mas las necesidades y las malas intenciones. Sabremos donde levantar la barricada. Muchos profesores estudiando, haciéndose solidarios en la tarea de tomarse la educación.
¿En que estarán mis compañeros de los 80? ¡Qué ganas de verlos! para comentar el momento que vivimos. No fue un recreo ni un receso pero podríamos haber hecho más quizás. Lo que está claro, al menos para mi, es que debemos estar con los profesores, a su lado, ni guiándolos, ni iluminando su camino, acompañándolos, haciéndonos uno con ellos.
Hoy es el Día del Padre y ya no estoy solo en esa tarea. Mi hijo también es papá y mis hijas se han convertido las dos en mamás. Es increíble lo que goza uno con los nietos y nietas quienes de alguna manera se disputan el cariño del abuelo. He vuelto a sentir ese amor impensado de los niños, sin distingos ni condiciones. Claro que también exigen de vuelta y jugamos al chantaje por un beso más.
Mis esfuerzos están puestos en la consultora que ya pronto verá la luz. Heredera de los mejores esfuerzos de los años 80. Sigo convencido que teníamos razón y que en los 90 se debió haber hecho mucho de lo que propusimos. Hoy solo queda organizarse desde los profesores e iniciar nuestra propia reforma. Este Nuevo Espacio Educativo algo ayudará. Sin embargo los esfuerzos deben ir mucho más allá.
Los estudiantes de pedagogía están inquietos. Ya no basta decir que son los profesores los culpables del desastre educacional, ahora los mismos que nos acusan, agregan a los futuros profesores. La solución dice hoy en El Mercurio, un economista, uno de los nuevos expertos en educación, es echar de los establecimientos a los malos profesores. Según los resultados deberían ser la mayoría. El ministro llama a postular a los establecimientos que quieran transformarse en liceos de excelencia. Les ofrece mejor infraestructura, perfeccionamiento, tecnología, todo loq ue necesiten para trasnformarse en uno de los 50 liceos de elite que tendrermos en el país. Si cada uno albergara a mil alumnos, serían unos 50.000 estudiantes los beneficiados. Curiosa manera de arreglar la educación. ¿Qué pasará con el millón y medio de estudiantes restantes? Y esos liceos ¿mantendrán la actual matrícula y todos sus profesores?
Lo que si es cierto es que vuelvo, y me imagino que otros también, a reflexionar libremente y con mayor seguridad. Se clarifican muchísimo mas las necesidades y las malas intenciones. Sabremos donde levantar la barricada. Muchos profesores estudiando, haciéndose solidarios en la tarea de tomarse la educación.
¿En que estarán mis compañeros de los 80? ¡Qué ganas de verlos! para comentar el momento que vivimos. No fue un recreo ni un receso pero podríamos haber hecho más quizás. Lo que está claro, al menos para mi, es que debemos estar con los profesores, a su lado, ni guiándolos, ni iluminando su camino, acompañándolos, haciéndonos uno con ellos.
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